diario de rusia by steinbeck john

diario de rusia by steinbeck john

autor:steinbeck john [john, steinbeck]
Format: epub
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo VI

De vuelta a Moscú teníamos ganas de oír nuestro propio idioma y a nuestra propia gente, pues por mucho que los ucranianos hubieran sido amables y generosos con nosotros, no dejábamos de ser forasteros. Nos sentó bien hablar con personas que sabían quiénes eran Superman y Louis Armstrong. Acudimos a la divertida casa de Ed Gilmore y escuchamos sus discos de swing. Pee Wee Russell, el clarinetista, se los envía. Ed dice que no sabe cómo podría pasar el invierno sin la contribución de los cálidos discos de Pee Wee.

Sweet Joe Newman trajo unas chicas rusas, y fuimos a bailar por los clubes de Moscú. Sweet Joe es un bailarín fenomenal, pero Capa acostumbra a dar grandes saltos de conejo, divertidos pero peligrosos.

La gente de la Embajada fue muy amable con nosotros. El general Macon, el agregado militar, nos aportó sus pulverizadores de DDT para protegernos de las moscas cuando dejamos Moscú, pues en algunas de las áreas bombardeadas y devastadas las moscas son un problema. Y en uno o dos de los lugares en los que habíamos dormido había otros pequeños visitantes problemáticos. Algunas de las personas de la Embajada no habían estado en sus casas desde hacía mucho tiempo, y querían saber de cosas simples y menores como lo que se esperaba del béisbol, y cómo era probable que fuera la temporada de fútbol, y sobre las elecciones en diversas partes del país.

El domingo fuimos a la exposición de trofeos de guerra, cerca del parque Gorki, a lo largo de la orilla del río. Había aviones alemanes de todas clases, tanques alemanes, artillería alemana, ametralladoras, transportes de armas, armas anti-tanque, ejemplares de material alemán incautado por el Ejército soviético. Y caminando entre las armas estaban los soldados con sus esposas y sus hijos, y explicaban estas cosas con profesionalidad. Los niños miraban maravillados el material que sus padres habían ayudado a capturar.

Había carreras de barcos en el río, pequeñas motos de agua con motores fuera borda, y nos dimos cuenta de que muchos de los motores eran Evinrude y otras marcas americanas. Las carreras eran entre clubes y agrupaciones de trabajadores. Algunos de los barcos estaban pilotados por chicas. Apostamos por una chica rubia especialmente bonita, solamente porque era bonita, pero no ganó. En todo caso, las chicas eran pilotos más duros y competitivos que los hombres. Daban giros más arriesgados y manejaban sus embarcaciones con una temeridad fenomenal. Sweet Lana estaba con nosotros, y vestía un traje azul de la Armada, y un sombrero con un pequeño velo, y llevaba una estrella de plata en el ojal de su solapa.

Después fuimos a la Plaza Roja, donde había una cola de personas de por lo menos un cuarto de milla que esperaban para ver la tumba de Lenin. Dos soldados permanecían ante la puerta de la tumba como figuras de cera. Ni siquiera pudimos ver que parpadearan. Toda la tarde, y casi todas las tardes, una lenta procesión de personas entra en la tumba para mirar el



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